sábado, 16 de julio de 2011

LA INVASIÓN DE LOS MIRLOS

Este año hemos tenido invasión de mirlos. Llegaron en grandes bandadas y ocuparon todos los tejados y árboles. No se ha podido escuchar el canto de  ningún otro pájaro.  Me encontraba en la terraza restos cáscaras de huevos pequeñitos, los huevos que roban a otros pájaros más pequeños. Alguna vecina comento que les habían matado a sus pájaros metiendo su largo y afilado pico por las rejas para comérselos.  Los gorriones no han venido a comerse las miguitas de pan. Las golondrinas apenas pasaron rápidamente pero no se quedaron unos días como otras primaveras. Ni las tórtolas del lugar se atrevían a aparecer. Nunca creí que un pájaro de nombre tan dulce pudiera ser tan depredador. Es una muestra más de que los nombres engañan.
Ahora ya se han ido y, tímidamente, vuelven pequeños pajarillos, cuyos nombres me gustaría saber, a volar alrededor de nuestras casas.
Lo que veo desde hace dos días son cotorras pequeñas, verdes.  Estuvieron aquí hace dos años, pero desaparecieron misteriosmente. Algunos decían que molestaban, otros que eran malas. No lo sé. A mi me gustan. Me gustan casi todos los animales, aunque al género humano cada vez lo soporto menos.