martes, 30 de abril de 2013

¡SALVADOS!


No es poco el revuelo que ha montado el programa de este domingo 28 de abril el programa de La sexta Salvados. El tema, el accidente de metro ocurrido en la Línea 1 de Valencia. Supongo que cuando el tema de denuncia afectaba a otras ciudades españolas ha pasado lo mismo en ellas.
He de decir que de los programas de investigación Salvados es de los que más me gusta. Con un aire fresco, Jordi Evolé sabe tocar las teclas y preguntar sobre cosas escabrosas. Pregunta educadamente, pero cuando el entrevistado no tiene argumentos sus esfuerzos son inútiles.
Algunos lo han tachado siempre de sensacionalista y partidista, pero rompo una lanza a su favor en el sentido de que ha tratado temas en los que tanto personas de una ideología como de otra habían actuado lamentablemente y normalmente da opción a replica. Aquí les dejo el enlace: Accidente de metro en Valencia
Retomando el inicio, el accidente del metro de la estación de Jesús que tuvo lugar el 3 de julio de 2006,  dejó un desgraciado número de muertos (41) y de heridos (47). Ya se dijo en su día que un problema de corrosión en los elementos de la caja fue crucial para que ese accidente fuera tan grave. De hecho un informe de la FGV (Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana) de un año antes aconsejaba la renovación de los trenes que ya databan de 1986.
Todo se tapó enseguida. ¿Por qué? Muy claro, el Papa nos visitaba entonces y no había que dejar que ninguna mancha se viera reflejada en su blanco traje.
En el programa algunos de los testigos y familiares de fallecidos hablan de supuestas ofertas de trabajo, dádivas, etc. con las que el responsable de gestionar el tema, Juan Cotino, parecía querer evitar que el asunto llegase a los tribunales.
El lunes, las páginas de Facebook y otras redes sociales estaban llenas de comentarios al respecto y de solidaridad con las víctimas. Miles de personas se mostraban indignados por cómo se había llevado a cabo este caso.
La plataforma de afectados aprovechó para recordar que ellos siguen luchado para ser escuchados, para no caer en el olvido y para que se sepa toda la verdad sobre el accidente.

Mi reflexión ahora se centra en ¿cuánto nos durará esa solidaridad?¿Cuántas personas iremos todos los días 3 de cada mes a la Plaza de la Virgen a las 19h hasta que alguien del gobierno autonómico decida dar la cara?
No tengo bola de cristal, pero puedo decirles que durará muy poco. somos así. Estamos pasando por verdaderos desastres ocasionados por la crisis financieras. Existen miles de plataformas que luchan por una casa o por otra todas ellas capaces de levantar a la gente de su sillón. Hoy no te toca, pero mañana puede ser.

Pero no, salimos a veces, eso sí, los ponemos a caldo en los bares y en internet, pero ¿dónde queda nuestra presencia?
La dejadez no sé si es debido a la comodidad o al convencimiento de que se haga lo que se haga nada va a cambiar. Este inmovilismo no ayuda a nadie y menos a nosotros mismos.
Pedimos, exigimos vivir en una verdadera democracia, pero vivir en democracia exige participar activamente en la vida social y política. Los gobernantes democráticos deben escuchar la voz del pueblo cuando este habla y no solamente en las urnas.
Aquellos a los que votamos para representarnos deben hacerlo en los términos en que les otorgamos nuestros votos y o aprovechar sus escaño para pasearse, ganar un sueldo y salir en la tele.
Estamos en una sociedad enferma de burguesía, de estabilísimo. Y no, no se equivoquen, no estoy llamando a las barricadas, estoy llamando a las conciencias. Hay muchas formas de hacer oír nuestra voz, de hacernos escuchar. No soy de huelgas ni de manifestaciones violentas. Pero algo hay que hacer, ¿no?

viernes, 26 de abril de 2013

CHIMPÚN


Ya hacía días que me venía tu nombre a la cabeza. Hacía mucho tiempo que no sabía de ti. La casualidad, o no, hizo que me encontrara con dos amigas cercanas tuyas, una primero, la otra después.
Al preguntar por ti la que más confianza tiene conmigo me dijo, está de bajón, dale tiempo. Uy, pensé yo, ¿por qué puede estar de bajón una mujer joven, sin hijos, la familia bien, el trabajo bien…? ¡No!
¡Pues sí! Y que conste que son meras suposiciones mías.
Pero si ya estabais juntos cuando os conocí y de eso hace, uff, ¡cuánto!
He de confesarte una cosa. He de decirte que cuando os conocí paseando ese amor adolescente por el mundo, con ese brillo en los ojos que sólo se tiene cuando se está enamorado, sentí un algo especial. Eso que muchos expresarían como una bonita pareja. Dabas la impresión de estar hechos el uno para el otro y de ser dos personas muy maduras.
No obstante y a pesar de todo, mi propia experiencia me trasladaba a tiempo algo lejanos y me decía que algo que tan pronto nace no puede durar.
Sin embargo, contra todo pronóstico, han pasado los años y vuestra relación se convertía en algo más firme todavía.
Es por eso que cuando pensé en vuestra ruptura lo siguiente que me vino a la cabeza fue la distancia.
Cuando una pareja tiene que separarse una buena temporada eso le pasa factura, es inevitable. Creo que las mujeres que nos quedamos lo llevamos mejor que los que se van. Seguimos haciendo las mismas cosas pero tenemos más tiempo para las amigas, lo cual es fantástico. Le dedicamos más rato a nuestras aficiones, sean las que sean, y nos sentamos cual Penélopes en una silla junto al mar a que nuestro Ulises vuelva de nuevo.
Hacemos hasta el sacrificio de ir a verlos allá dónde estén con tal de pasar unas horas, unos pocos días en su compañía, para poder soportar otra vez la espera anhelando el final de la distancia.
Se intercambian los e-mails, las fotos, los “was”, las llamadas…¡Ay!
Pero cuando vuelven están diferentes. No se adaptan bien a esa vuelta. Una los nota como algo distantes, perdidos, incluso. Y no sabemos bien por qué, las diferencias y las discusiones tontas se van abriendo paso hasta que la situación es casi insostenible y te obligan a decir ¿quieres que lo dejemos? SÍ.
¿Cómo? Esa no era la respuesta. La respuesta era no, de ninguna manera. La respuesta era me siento así o asá y vamos a superarlo juntos. Pero no sí.
Resulta que aquel muchacho algo tímido y que te necesitaba para todo se ha convertido en un joven con ganas de explorar mundos –sin ti- y te mira como si fueras su madre cuando le preguntas si le acompañas.
Aquel chico a veces aburrido, sin ganas de salir o al que no le gustaba bailar, ahora mueve las caderas a ritmo caribeño y no para en torreta.
¿Gilipollas?, claro que te sientes gilipollas, por haber esperado, por no haber querido verlo venir, por creer que el amor era indestructible…
Y eso no te pasa a ti con tu novio, o ex–novio, sino al 90% de las mujeres cuyos maridos un día cogen la puerta y se van, y las plantan a los cuarenta y muchos después de haberse sacrificado, criado, empeñado, etc.
Si el “ahí te quedas” se acompaña de una rubia o una morena con la que te dicen no van a comprometerse porque ellos a lo que se van es a vivir la vida porque sólo se hace una vez, peor. El que más o el que menos acaba siendo padre a los 50.  
¡Ay!
Y me podrías preguntar qué cómo se pasa el dolor. Y te podría contestar que no hay analgésico que lo quite, sólo el tiempo. Sí, sí, suena a rancio, pero es lo único que todo lo cura.
El alma, aunque inmortal e inmaterial, no deja de vivir en el cuerpo y se ve afectada por él. Así que hay heridas que sólo pueden ser curadas por algo tan inexorable como el tiempo.
Seguro que ya estás haciendo lo que debes, o sea, centrarte en tu trabajo, tus aficiones, tus amigas… aunque sea sin ganas. Así que no tengo más consejos que darte.
Espero, amiga, que de verdad superes este trago. Y augurarte que sin duda hay alguien especial esperando encontrarse contigo a la vuelta de una esquina.
Porque, para gilipollas, el que se ha ido.

martes, 23 de abril de 2013

UN PEZ FUERA DEL AGUA

Hace unas dos semanas tuve el privilegio de hacer un cursillo de fotografía de la mano de Manuel Orero, uno de los mejores fotógrafos valencianos en la actualidad. 
Todo surgió porque le sigo habitualmente en el facebook, ya que soy gran admiradora de su fotografía, y allí publicó que en el mes de abril realizaría unos cursillos para profesionales y amateurs avanzados.
Enseguida pensé en mi hija, que estudia Comunicación audiovisual, así que la apunté en el cursillo para regalárselo. 
Cuando llegó el momento de darle su regalo la sorprendida fui yo, pues esos dos días los tenía repletos de trabajo y de sesiones obligatorias. Así que ni corta ni perezosa fui yo en su lugar.
Mi afición por la fotografía comienza en mi infancia. Mi padre tenía una buena cámara y amigos fotógrafos, así que no me faltaron cámaras a lo largo de mi niñez. Mis padres tienen la casa llena de álbumes de fotos, diapositivas y películas grabadas en Súper 8, algunas de las cuales pasé a VHS -tendré que hacer ahora lo propio en DVD.
La afición me ha seguido en mi vida adulta y la comparto con mi marido que además la tiene como un elemento importante de su trabajo. Mis hijas también son grandes aficionadas, así que en casa tenemos una bonita colección de cámaras.
Cuando llegué el primer día al cursillo, me di cuenta de que yo allí pintaba bien poco, en el sentido de que había gente que sabía mucho. Claro, me dije, este curso es para profesionales y amateurs avanzados. Me sentí completamente como pez fuera del agua, pequeñita y vulnerable.
La sesión de fotos de la tarde me dio aún más la razón, pero yo ya había ido convencida que me tocaba callar, observar, aprender y practicar, así que eso fue lo que hice. 
Conforme pasó el cursillo me di cuenta que allí había gente de gran valía, verdaderos profesionales que hacían unas fotos magníficas, y me pregunté ¿y para qué se habrán apuntados estos al cursillo si son tan buenos como el maestro?
Mi alma de filósofa me contestó enseguida: porque siempre hay algo que aprender. Porque en la humildad de saberse imperfecto está la pieza clave del conocer. 
Y ¿qué he sacado yo de todo esto?
Haber pasado dos días fantásticos con este grupo de gente encantadora, haber aprendido mucho del maestro y también de los que allí acudieron como alumnos. A decidirme de una vez a hacer fotos en manual con mi modesta Nikkon D60 a la que había condenado al automático desde que la compré. A disfrutar de la fotografía.
Yo que había aprendido con cámara analógica, sin Ps que valiera, sabía cómo se aprovechaba una cámara al máximo cuando no se tenían estos medios ni se podían hacer montones de fotos para quedarte con la mejor. 
Disfruté otra vez de mi cámara y me he animado a seguir. Eso sí, la próxima vez cogeré un cursillo de principiante pues, aunque ya no lo soy, tengo mucho que aprender. 
Mientras tanto, a practicar.
Un abrazo grande a todo el grupo que hemos hecho este curso y al gran Manolo.

jueves, 4 de abril de 2013

DE LA IMPUTACIÓN Y OTRAS ACEPCIONES

Ardían ayer las redes sociales ante la noticia de que el juez había imputado a la infanta Cristina en el Caso Nóos por indicios suficientes de su participación o al menos su consciencia de los hechos de los que ha sido acusado su marido.

La mayoría de la gente sentimos un gustirrinín en nuestro interior y por unos minutos, puede que horas, sentimos que aún había justicia en este país. ¡Ilusos!

El pueblo está en el circo, donde lo han colocado, y los mandatarios  están echando carnaza para entretenernos a ver si así protestamos menos y sentimos menos grandes nuestras miserias. 
El caso, tan explotado por los medios que  ya no tienen imágenes inéditas que mostrar, estaba en pleno centro de la pista y todo el mundo gritaba: ¡sangre!¡sangre!
El juez al que se le atribuyen los arrestos necesarios para imputar a la realeza es el mismo de antes de ayer, de la semana pasada, cuando el pueblo apelaba a la lógica y no daba por bueno el argumento del yernísimo que prefería  afirmar que su mujer es "tontita" a que asumiera su parte, y ella, la tontita, que prefería ser llamada así a asumir su responsabilidad de saber y consentir. No coló su papel de víctima que gastaba el dinero fácilmente cargándolo a las cuentas del instituto. No cuela tampoco que ahora el rey sí sabía pero no consentía. 
Palabras, meras palabras. Mentiras, reales mentiras.

Pero aunque creímos que se había dado un paso de gigante, los comentaristas de las tertulias nocturnas nos pusieron las cosas en su sitio.

"Estar imputado en un proceso penal, como es ahora el caso de la infanta Cristina, supone, como mínimo, que la persona está implicada de algún modo en el caso, ya sea por presunta autora de un delito o por tener, sencillamente, relación con el caso y poder aportar algo a desentramar los hechos. Pero no implica, por tanto, ni culpabilidad ni autoría de antemano.
Una vez imputada, lo normal es que el juez instructor tome declaración a la infanta y, valorando todas las circunstancias del caso, podrá decretar el sobreseimiento (firme o provisional) o transformar las diligencias previas en un juicio.
En definitiva, al imputado en un proceso penal se le atribuye en principio la realización o participación en unos hechos sancionables penalmente, pero no se le considera todavía autor de ningún delito: habrá que esperar al desarrollo del juicio para probar su inocencia o culpabilidad." elEconomista 03/04/2013
Sin embargo, el profesor Luís Roca especialista en Derecho Penal nos aclara: Una persona es acusada únicamente en el momento en que se haya determinado el objeto de la acusación y esto tiene lugar cuando el fiscal o la acusación particular solicitan la apertura del juicio oral me-diante el llamado escrito de acusación en el procedimiento abreviado (art. 781 LECr) o el llamado escrito de calificación en el procedimiento común (art. 650 LECr).
[...] aunque en términos coloquiales se suelen utilizar como términos sinónimos acusado e imputado, se debe ser consciente de la fase en la que nos encontramos y de las connotaciones que implican, a saber: una persona imputada o procesada es una persona que está siendo investigada, y una persona acusada es una persona que ya ha sido investigada y que va a ser o está siendo juzgada. Y, por supuesto, nunca debe uno olvidarse de que, hasta que se dicte sentencia, dicha persona, por mucho que haya sido imputada o acusada, sigue siendo inocente (art. 24.2 de la Constitución española).

De momento, ¿qué tenemos? Una infanta imputada. ¿Hasta dónde se tirará del hilo? No se hagan ilusiones. Se nos ha repartido pan en el circo, pero ya saben el refrán "pan para hoy y hambre para mañana".

Anna Karenina



Es algo arriesgado en estos tiempos en los que una gran mayoría de lectores consumen libros de fácil lectura recomendar a Tolstoi, pero siempre es bueno decir que vale la pena leer a uno de los grandes maestros rusos.
Si siguen mi consejo y eligen, por ejemplo, Anna Karenina, permítanme que también les recomiende que vean la película, la versión del 2012, porque hay varias. Hay que verla antes de leer el libro ya que, en mi opinión, eso evita los desengaños de hacerlo al contrario a no ser que sea una adaptación maravillosa.
Cuando lees una novela y te empapas de sus personajes, de su historia, de sus paisajes, y luego ves la película, es fácil que los personajes no sean como nos los hemos imaginado, sus caras, por ejemplo; tampoco los escenarios, los vestidos, hasta la misma historia. ¿Cómo condensar tantas páginas, sensaciones, protagonistas, historias paralelas a la principal, etc, en unas dos horas de película?
Otros les dirán que sin duda hay que verla después porque así podemos comprobar si la obra está bien adaptada.
Hagan pues lo que quieran, pero no eviten el placer de leer a Tolstoi ni tampoco de ver esta nueva adaptación.
El que ya conoce la historia, leído o visto otras adaptaciones, podrá comprobar que, aunque con licencias, la historia se respeta.
Lo que sin duda es una novedad es la forma en que ha sido rodada. Todo transcurre en un teatro donde van cambiando los escenarios como si estuviéramos viendo precisamente una obra teatral televisada. No por ello desmerecen las escenas los fondos de tela y cartón-piedra. http://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/como-se-hizo-pelicula-anna-karenina-featurette/1709312/
La película es de una gran belleza estética. Todo es hermoso, los vestidos –se llevó el óscar a el mejor diseño de vestuario-, los muebles, los accesorios, la coreografía -una maravilla la escena del baile-.


Los pocos exteriores son también admirables. Y ¡qué decir de las actuaciones! Son teatrales, de gran riqueza gestual, de manera que los sentimientos quedan perfectamente plasmados, tanto la alegría como el amor, el dolor, los celos, la admiración o el desprecio. Una fotografía magnífica, aunque no se llevara el óscar.
¿Tiene defectos esta película? Seguro. Su forma, aunque novedosa, puede aburrir, incluso marear. Apenas pasa por el tema de la revolución rusa en ciernes, tan importante, porque se centra casi únicamente en las historias de amor, ya que hay varias alrededor de la principal. Es larga, aunque ya hace años que nos hemos acostumbrado a películas de más de dos horas sin el descanso de "visite nuestro bar". Alguien puede encontrar incluso a la protagonista sobreactuada o al amante poco creíble.
No sé. Juzguen ustedes y ya me dirán.