lunes, 29 de julio de 2013

HIJO DE CAÍN, reseña


Hay que ver qué duros somos el público y la crítica a veces con el cine español, por no decir la mayoría de las veces. Nos cebamos con lo nuestro como deporte nacional. Así nos va de bien. En cuanto una película es española: "será rollo", "estará mal hecha", será de sexo"... Y no, no todas son así.
Hijo de Caín es una de esas películas que ves a gusto. Te trata de un thriller que le puede dar mil vueltas a los que nos tragamos con sello norteamericano porque están protagonizados por actores de peso y hacen una promoción impactante. 
Pues aquí, uno de nuestros actores favoritos, José Coronado es el protagonista, pero no le quitemos el ojo a los demás actores que están todos estupendos: Julio Manrique, David Solanas, Maria Molins, Jack Taylor, Helena de la Torre, Abril García, Mercè Rovira.
La película está basada en un libro de éxito "Querido Caín", premio Ciudad de Torrevieja 2006 y firmada por Ignacio García-Valiño, el cual estoy deseando leer por si me aporta más detalles sobre los personajes.
Lo que me gusta sobre todo de los productos nacionales es que me parecen creíbles, cercanos. Puedo lograr identificarme con esa madre sufridora tratando de poner remedio a la mente enferma de su hijo. Comprendo a ese padre desesperado y desgastado que busca ayuda y que a veces sólo ve como salida un reformatorio. El psicólogo, que a pesar de ser un buen profesional no puede evitar traspasar los límites, involucrarse perdiendo así su objetividad. Y ese joven que demuestra saber jugar muy bien al ajedrez, en el tablero y en la vida. 
Salí satisfecha de haber visto una buena película, de ver buenas actuaciones, de interesarme la historia. Y eso, es cine. 
Hay otras producciones españolas que se merecen el mismo respeto o más que ésta, que por cierto se llevó el premio del Festival de Málaga de este año. 
No será un peliculón para no olvidar, pero es una buena película
y por esta y muchas más me gusta el cine español, prefiero gastarme el dinero en ver una española que muchas hollywoodienses.
Allí creo que sólo hubieran cambiado al psicólogo, que hubiera sido guapísimo de la muerte y aquí es un chico sencillo y del montón que llama la atención por su personaje y no por su apariencia.
Los escenarios correctos y bellos. Y todo creíble, muy creíble. 
No se crean que está lejos de la realidad si alguno ha visto aunque haya sido haciendo zapping programas como "Hermano mayor", "Nanny" o similares que tratan sobre críos incorregibles y agresivos. 
Por eso, si tienen la oportunidad vayan a verla, o si no, de aquí a muy poco saldrá en DvD. Pasen un rato -no sé si agradable por la temática- pero sí de cine bien hecho made in Spain.


jueves, 25 de julio de 2013

LA VIDA

Hete aquí que un día un óvulo y un espermatozoide se unen en íntima comunión y empieza la historia de tu vida. Y las células se van multiplicando para formar lo que será tu ser, heredando la forma física inscrita en tus genes, parte de tu psique y lo demás lo hará el entorno. 
Y ese entorno dependerá del vientre que te porta y de las manos que te acunen. Y será de ti algo distinto si naces en la India o en Senegal, en Alemania o en Chile; si tus padres son jóvenes o mayores; si eres deseado o un fallo. 
Y puedes ser el primero o el último, el de en medio o el único; que tu familia sea atea o creyente, que sea rica, pobre o de clase media.
Hace tiempo que me di cuenta que el dinero no da la felicidad pero sí te abre oportunidades y que no es lo mismo nacer en Canada que en Birmania, en España o en Etiopía. 
Pero después de todo lo que sirve es ser feliz, pasar por la vida disfrutando de las cosas que tienes y no llorando por lo que no puedes alcanzar. Saber los límites y luchar porque tu ubicación puede ser un freno o un aliciente pero será tu espíritu el que te empuje. Lo que cuenta son los valores que te transmitan, la educación que recibas, eso te hará fuerte o débil, capaz o incapaz.
Y pon en tu currículo que no hayas nacido con una enfermedad congénita o con una malformación, que los médicos que te atiendan tengan la sabiduría y los medios. Y pon que estás sano de cuerpo pero enfermo de espíritu y no habrá hospital que te salve. 
Puede que empieces tu vida y un día se despierte en ti un cáncer pero que tu fuerza y la ciencia te dejen vivir con ello muchos años, como a mí. O puede que lo tuyo no tenga solución y te vayas en cuatro días no habiendo podido disfrutar aún como aquellos que he perdido en el camino. 
Ponte que tengas buenos amigos, de esos que son la familia que escoges y te sientes arropado por su abrazo y su cariño, como me pasa a mí. 
Y puede que un buen día salgas de tu casa con una sonrisa dispuesto a comerte el mundo, a respirar y a sentir y un golpe de aire tire una maceta que acabe en tu cabeza, cruces una calle distraído y se te lleve un autobús, o simplemente cojas un tren y salte por los aires. 
La vida es así. No escogemos el nacer y pocas veces el morir. No importa ni mucho ni poco sino el cómo. El dolor de unos padres cuando pierden un hijo/a es insuperable, amargo, rompedor, indescriptible. Sólo puede quedarte el consuelo de que el tiempo que ha estado contigo haya sido feliz. 

Sea este mi pequeño homenaje a todos los que ahora lloran por la muerte de sus familiares y amigos en Galicia o en cualquier punto del mundo.


viernes, 19 de julio de 2013

ESOS CINES DE VERANO


En el pueblo donde habito, mi pueblo porque al fin y al cabo es donde paso mis días y mis noches, tenemos el privilegio de tener cine de verano. Además, está enclavado en uno de los parques más bonitos y emblemáticos de la localidad. Rodeados de bonitos árboles, el bar al fondo, las zonas de recreo de niños ya ocultas por la noche, las sillas blancas de plástico bien alineaditas formando filas, y sentados ante una gran pantalla y potentes altavoces, pasamos más de una noche a la fresca y viendo, por poco dinero, películas de estreno.
Si eres de mantener tradiciones lo suyo es llevarse el bocata y la bebida, las papas y las pipas, y desplegarse ocupando los asientos toda la familia para después formar una cadena que haga llegar el bocadillo a su destino.
Los cines de verano no tienen precio, son todo un lujazo. Es verdad que hay padres que a pesar de que la película no es tolerada se meten con sus niños que, aburridos, empiezan a corretear alrededor de las sillas y por los pasillos haciendo la puñeta y pidiendo dinero para comprarse chuches en el bar.
Es cierto que las papas y las pipas hacen mucho ruido, pero el volumen de los altavoces lo disimula y total en los cines cerrados te dejan comer “nachos”.
La calidad no es la misma, lo sé, ni tampoco los asientos mulliditos, tampoco el precio, oigan, pero ¿a qué va uno al cine de verano? Pues a pasarlo bien, a cenar,  a ver esa película que no verías en el cine de verdad…
También están los autocines, que tienen su propio encanto. Me recuerdan a Grease y a lo que va uno en coche al autocine con el novio o novia, jeje. Yo prefiero el cine de verano.
En la ciudad, a apenas 20 km de aquí,  tenemos además un cine de verano junto al mar. ¡Oh! ¡Eso sí que es maravilloso! La brisa marina corriendo traviesa, el murmullo de las olas cuando cesa el sonido artificial...
Hay tradiciones que no deberían perderse, como ésta. Ir en familia al cine, encontrarse con amigos y vecinos, comentar la película después mientras vas saliendo para luego irte a casa paseando disfrutando del regusto de lo visto, o saltando como hacía de pequeña hasta el portal y si no, con la bicicleta que nunca te robaban y que te dejabas a la entrada junto a ese señor que te rompía la entrada recién comprada.

                            ¡Qué bonitos son los cines de verano!

sábado, 13 de julio de 2013

LEGISLAR LA EDUCACIÓN

http://www.levante-emv.com/comarcas/2013/07/11/fiscal-menores-apoya-prohibir-ninos/1015367.html


Allá voy otra vez con el tema, pero es que escucho tantas sandeces a lo largo del día que no puedo sino rebelarme.
La última, se quiere legislar el uso del móvil, o más bien, el uso de internet en el móvil para menores con tal de evitar que entren en páginas no adecuadas o lo usen para pasar fotografías o vídeos de personas victimas de malas bromas, desnudas, borrachas o lo que sea que no tiene porque difundirse por la red.
Vamos a ver señor fiscal, ¿qué me está diciendo?
Estamos llegando a la legislación de la educación, es decir, como los padres son incapaces de llevar a cabo el control de sus vástagos, creemos normas, leyes que controlen a los niños y adolescentes y si se las saltan supongo que los papás pagan y si nos tocan el bolsillo igual tomamos cartas en el asunto. ¡Qué triste!
Me remito a mi artículo “Nene bebe, papá paga”. Es cierto que en cuanto le tocan el bolsillo a la gente o cuando la amonestación va contra el padre/madre y no contra el hijo parece que nos acordamos de nuestras responsabilidades. Pero no podemos dejar en manos de los legisladores el control parental.
Es necesario que los padres nos impliquemos en la educación de nuestros hijos, sepamos enseñarles lo que está bien y mal no sólo con la boca sino con nuestras propias acciones y controlemos determinados hábitos.
Vamos a ver, ¿qué hace un niño de 7 años (por poner una cifra) con un móvil? Se los dejan para que jueguen y ellos, que parecen haber nacido ya con el chip de expertos en nuevas tecnologías, en un plis-plas ya saben conectarse, mirar el Facebook, el correo y navegar por la red.
Que hacen la primera comunión, antes te regalaban tu primer reloj, ahora tu segundo móvil. Somos los adultos los que metemos a nuestros hijos en ese mundo cuando aún no están preparados para ello. Porque el niño/a debe saber discernir, debe saber utilizar lo que tiene entre las manos.
Igual que a ese mismo niño no le damos un cuchillo o unas tijeras afiladas para jugar, no le demos el móvil, démosle un juguete, porque el móvil no es un juguete. 
Así que no nos rasguemos las vestiduras cuando a los doce o trece años se meten en páginas porno –antes iban al quiosco y se compraban revistas a escondidas y con la complicidad del quiosquero- para curiosear y ver; que nadie se asuste si se hacen los unos a los otros fotos en ropa interior o sin ella y luego la imagen rula por todas partes; ni tampoco si se graban peleas o borracheras y luego las pasamos para reírnos un rato y de paso que se entere todo el mundo.
Todo eso está mal, muy mal, pero, ¿qué padres les han enseñado que el móvil no se utiliza para eso?¿cuántos han tenido un diálogo abierto con sus hijos sobre el uso inadecuado del móvil?¿cuántos restringen su uso hasta determinada edad? ¿les quitan el móvil cuando tienen que estudiar o de noche cuando se van a dormir?
Todas estas cosas forman parte de la educación y ésta pertenece a los padres, a la familia. De lo que hagamos nosotros se nutrirán ellos. De lo que vivan en su entorno surgirán las acciones a imitar y nosotros, como padres, cortaremos las malas actitudes con racionalidad y después si es necesario con la retirada del móvil.
Parece que nos da miedo educar. Que el niño llore o patalee y nos monte un escándalo. ¡Toma y calla! No, no. Así no se educa.
No hay padres perfectos ni maravillosos, pero nos debe guiar el sentido común, no el agotamiento, la dejadez o una actitud infantil de “todos” lo permiten, “todos” lo hacen…
Los adultos somos nosotros. Nosotros dirigimos sus vidas hasta que tengan edad suficiente para  hacerlo por sí mismos. De lo que hagamos nosotros dependerá gran parte el adulto resultante.
Ser padres no es fácil, por eso, si no creemos que vamos a ser capaces de serlo, de educarlos bien, de procurarles una formación y un futuro, de sacrificarnos, de decir que no igual que decimos sí… No traigamos hijos al mundo.

*foto de Levante.es
*foto de pequelia.es

Adiós Pi

He tenido en mi mano a mi canario. El pobre agonizaba.

Otras veces lo tuve cuando estuvo malito y parecía que sentía consuelo al calor de la mano porque dejaba de temblar y se dormía. Pero esta vez mis manos no han podido hacer nada por él, ni las gotitas de vitamina B, ni nada.
Parece haber sido una embolia porque se le quedó medio cuerpo paralizado. Durante días ha luchado y yo con él con la esperanza de que lo superara como otras veces. Lo peor, verlo sufrir y no ser capaz de acabar con su sufrimiento. No podía. Supongo que ha sido más cruel dejar que muriera por sí mismo, no lo sé. 
Los humanos ya no sabemos nada de estas cosas porque nos empeñamos en mantener a las personas enfermas con vida aún sabiendo que el final es el mismo.
Yo no quiero, no quiero que me alarguen la vida de forma artificial; que esperen x años a que me despierte de un coma. Y sí, ya sé que hay gente que vuelve, gente que mejora, gente que prefiere vivir como sea a morirse, por principios religiosos, por deseo propio, por mero espíritu de supervivencia. Yo no.
Mi canario llegó a mí sin buscarlo. Una criador desmontaba sus jaulas y me regaló el mío. Antes también tuve el de mi madre y el de una amiga. Los tres han muerto ya.
Me gustan mucho los animales. A mi casa llegó, cuando tenía más o menos unos doce años, un periquito azul, Tito.
Lo enseñé a hablar, volaba por la casa y luego se iba a su casita siempre abierta en la cocina. Salía a saludarme cuando volvía del colegio diciendo mi nombre y dormía en la cabecera de mi cama cuando estaba enferma. Fue la mejor compañía para una niña que pasaba muchas horas sola. 
Vivió muchos años pero, una noche, cuando volaba a su jaula para retirarse, se dio contra una puerta y se quedó. ¡Cómo lloré la muerte de mi amigo!
Mi canario, Rochet, o Pi para la familia, también me ha hecho llorar, casi tanto como alegría me daban sus trinos, la forma absurda de comunicarnos en un querer creer que nos entendíamos.
Mi canario no ha volado libre por la casa por dos motivos. Uno, que nunca quiso salir por sí mismo de la jaula; otra porque tengo perro. Aún así cerraba la puerta de la estancia y le dejaba la jaula abierta para que si quería saliera a volar, pero no, era un pájaro enjaulado y sus alas no estaban fuertes.
Las muertes de mis pequeños amigos me llevan siempre a la conclusión de que no deberíamos tener animales para estar enjaulados. Los pájaros deben ser libres; debemos escuchar sus trinos en el campo o entre los árboles de las ciudades. ¡Cómo me he acordado del cuento del pájaro y el emperador!
La libertad es el mejor regalo para cualquier ser vivo. Y sí, si no compramos dejarán de vender, de comerciar con sus crías, pájaros, cobayas, iguanas, perros y gatos…
¡Somos tan irresponsables!
Pi por fin descansa en un rincón de mi pequeño jardín. Sobre él la tierra fresca y unas cuantas semillas de flores que le recuerden siempre. Mi pequeño canario estará en el cielo de lo pájaros.


*La foto no es mía, la he tomado prestada de una página que se llama fotosdeanimales.com