Los badenes son esos tumores malditos
que le salen al asfalto y que se van cargando con el uso los amortiguadores de
los vehículos.
En mi pueblo casi todas las calles
están sembradas de ellos y, como no, la travesía. Pero lo mismo sucede en los
pueblos de alrededor, así que concluyo que es un mal extendido.
Los hay variados; están esos
cuadraditos blancos que brillan en la oscuridad y que casi ni notas, son los
menos; también los hay medianos pero no por eso menos lesivos, esos de goma
negra atornillados a la calzada y que, aunque por su aspecto parecen poco
dañinos son, si cabe, los más molestos. Estos empiezan a ser ya muy abundantes.
Y los hay también enormes, esos que
ocupan el área de los pasos de cebra, rojos y con rayas blancas. Si llegan a la
altura de la acera están bien construidos, si la sobrepasan son denunciables.
Entre estos últimos hay también variedades; los hay que parecen montañas y que
si son abundantes, por ejemplo en una avenida, no hace falta ir al parque de
atracciones porque vas subiendo y bajando cada pocos metros. Los hay también
que están como recortados, biselados si se me permite utilizar el término para
esto. Esos parecen menos molestos: subida, recto, bajada.
Los badenes no sirven únicamente para
acabar con los amortiguadores de los coches. Los que sufrimos de la espalda,
cualquiera que sea la zona, sentimos en cada badén como una aguja de tejer se
clava en nuestras vértebras. Para evitar el dolor una adquiere las más diversas
posturas. Si voy conduciendo, me agarro al volante y levanto el culo apoyándome
sobre las piernas, así el impacto es menos doloroso. Si voy de copiloto apoyo
mis manos contra el asiento y me elevo ligeramente, apoyándome también en mis
piernas. Este ejercicio de circo lo hago en todos y cada uno de los badenes que
me voy encontrando en el camino, pero sobre todo con los de goma y con los
anchos.
Agradezco pues a los ayuntamientos
por la puesta ya casi incontrolada de estos bichos por todas partes, se los
agradezco en nombre de todos los que padecemos dolor. Los talleres también
agradecen su existencia, ellos y los fabricantes de amortiguadores porque eso
ha aumentado la reparación y venta. Por supuesto los fabricantes de este virus,
cuya industria da de comer a algunas familias, espero que muchas por aquello de
a grandes males, grandes remedios.
Pero mi agradecimiento llega también
y sobre todo a los malos conductores porque es por ellos principalmente,
por los que se ha llegado a la necesidad de poner badenes. La falta de
conciencia, la falta de respeto a las señales y normas de tráfico nos han
traído hasta aquí. Si fuéramos capaces de respetar los límites de velocidad,
los pasos de peatones, no se tendrían que poner badenes, ni multas, ni tantas
cosas que, ya que no somos capaces de hacer por nosotros mismos, nos tienen que
obligar de alguna manera.
Aún así hay gente que los utiliza de
trampolín, personas inconscientes y descerebradas tanto a dos ruedas como a
cuatro y que mientras lo hacen parece oírse algo así como ¡Yuju!
Disculpa, Pilar, no comparto la última parte de tu artículo, donde dices: “Pero mi agradecimiento llega también y sobre todo a los malos conductores porque es por ellos principalmente, por los que se ha llegado a la necesidad de poner badenes.” Esa necesidad no existe. Y no porque no haya conductores que no ceden el paso a los peatones cuando les corresponde, sino porque, si de verdad quieren controlar eso, bastaría conque pusieran a las distintas policías municipales a trabajar, es muy fácil diseñar un plan que disponga una temporada durante unas horas a unos agentes, distribuidos en distintos pasos de peatones de cada población, y cada vez que los conductores no cedamos el paso a los viandantes, denuncia y multa. Por otra parte, si lo que se quiere es controlar la velocidad, en lugar de llenar calles de insufribles badenas como la que muestran en la foto, ¿por qué no ponen un radar? Es la herramienta perfecta para controlar eso; pero claro, es muy impopular, y hay elecciones cada cuatro años.
ResponderEliminarLas distintas administraciones que padecemos, llevan décadas con el mismo falso discurso: No se preocupe usted, sólo unos pocos incumplen las normas, es para protegerle de ellos por lo que le vamos a causar las molestias. Pero es mentira, porque incumplimos todos. Nadie respetamos siempre todas las normas. A ver quién se atreve a tirar la primera piedra. Los políticos que sufrimos, de todos los niveles y colores, actúan y deciden con un grado de incompetencia, interés personal y estupidez que asustan, se ha hecho crónico, y a lo que parece, incurable. Ojalá me equivoque. Además, volviendo a badenes y pasos de peatones elevados, los mismos ediles que deciden ponerlos, los sufren. Han de tener parientes y amigos (cuando no ellos mismos) que les duela la espalda, han de tener personas muy próximas que alguna vez precisen ser trasladadas en una ambulancia lo más rápido posible, por ejemplo. En fin, me estoy extendiendo demasiado y te pido disculpas por ello, te diré en mi descargo, que hay cosas que me hacen hervir la sangre, lo siento. Si te apetece, te invito a que pases por mi blog y leas la respuesta que doy a un comentario sobre el tema, te puede interesar, pues advierto de un peligro relacionado con los pasos de peatones elevados que es muy fácil que se nos pase desapercibido, está en este enlace: http://conducirsinmiedo.blogspot.com.es/2013/08/dias-de-radio-julio-2013-2.html
Es la respuesta que empieza por “(Y 2)”.
El resto de tu artículo lo suscribo, y lamento que sufras esta “epidemia del asfalto”. Gracias por tu paciencia.
Un saludo.
He leído tu blog y reflexionado sobre sobre el punto que me subrayas. Estoy contigo en que cuando la gente se queja de los coches que pasan a toda virola por su calle y el político de turno la siembra de badenes no es un acto gratuito, busca, en un futuro, contar con sus votos.
EliminarNo obstante sigo pensando que si no hubiéramos personas que nos saltamos los límites y somos desconsiderados con los demás en nuestra conducción no necesitaríamos ni badenes, ni policías amenazantes ni radares recaudadores. Que todos pecamos, pues sí, eso es la realidad, así que necesitaremos ponerle freno a nuestros excesos.
Agradezco mucho tu respuesta y tu interés, Pilar.
EliminarEn realidad, no me parece mal que los políticos cuiden de sus electores e intenten convencer a quienes no les votan para que lo hagan, pero gobiernan para todos, y su interés dejará de ser legítimo si no le anteponen criterios de economía y eficacia. Cuando abordan un problema, deben buscar una solución real y no aparente, que da como resultado agrandar el problema y generar otros que no existían. Me parece que es una auténtica perversión de la democracia que se elijan políticos para que nos representen y actúen, y luego sean manipulados por grupos de presión sobre los que nadie decide.
Ciertamente, todos cometemos infracciones de tráfico, tanto andando como conduciendo. Algunas por error, todos nos equivocamos; otras adrede y por propio interés; también por desconocimiento, ignorancia, desidia... Y otras, porque son de imposible cumplimiento. Y esto último no es justo. De todos modos, aun sin cambiar una coma en la legislación vigente (bastante hipertrofiada está), se puede lograr que el tráfico sea notablemente más seguro y civilizado, pero creo que la palanca que puede mover esto es la actitud personal de cada uno, el deseo, esfuerzo, trabajo, decisión y compromiso en realizar bien la tarea de conducir. Y que se vaya contagiando. Nuestros distintos gobiernos han demostrado hasta la saciedad, que las tan traídas y llevadas seguridad y educación vial no les importan nada.
No sé si conocerás el enlace que te voy a dejar, por si acaso te invito a que lo mires, es por lo de tu espalda. A mí me vino muy bien, y el primer libro que leí de esa mujer, fue casi una revelación. Es este: http://www.antigymnastique.com/sp/
Gracias de nuevo, un saludo.
Muchas gracias por recomendar mi entrada sobre las vacaciones, Pilar. Acabo de verlo.
ResponderEliminar¡Saludos!
Esteban, muy interesante el enlace de la página que me envías. Gracias.
ResponderEliminarMe alegro de que así te lo parezca, Pilar. ¡Ay! Ahora me doy cuenta: Felicidades y perdón por el retraso; y eso que para mí El Pilar siempre ha sido un hito importante en el año.
EliminarBueno, a lo que iba, si no lo has hecho ya, te animo a que leas algún libro de Thérèse Bertherat, para mí fue casi una revelación. Y muy útil.
¡Saludos!