Cuando dijeron
que Alice Munro era la nueva Premio Nobel de Literatura no me sorprendió no
saber quién era, pasa con muchos premios, especialmente con los Nobel. Una
oleadas de noticias sobre ella, sus libros, su biografía saltaron enseguida a
los medios por lo que fue fácil situarla en Canadá, de 82 años y mi mayor
sorpresa, escritora de relatos.
No es fácil
abrirse camino con el relato en el mundo de la literatura, aunque hemos de
decir que últimamente se está poniendo
de moda.
Que a una
escritora que utiliza este formato se le conceda un premio como éste es un
doble logro, porque el otro es el de ser mujer. Reconocerán conmigo que hay
pocas mujeres entre los premios Nobel de cualquier especialidad.
Llevada pues por
el interés y la curiosidad, me enteré además de que el tema de sus relatos es,
en general, la vida misma, lo cotidiano, y la vida de las mujeres en
particular. No es, sin embargo de temática feminista, o no me lo parece a mí.
Munro escribe desde ella misma, su percepción como mujer que mira el mundo y lo
vive.
Su libro La vida de las mujeres me llegó en forma
de regalo de navidad por parte de mis hijas. Me hacía mucha ilusión leer algo
suyo porque, detrás de la breve reseña biográfica y de la fotografía con amplia
sonrisa y melena corta blanca, sentía que había algo que me conectaba con esta
escritora, una particular forma de ver el mundo, quizá.
La vida de las mujeres no es, sin embargo, una colección de relatos, sino una de las pocas
novelas que ha escrito Alice Munro. Narra la vida de una niña, Del Jordan,
luego adolescente y después joven que vive en Jubilee, Canadá. Podría ser de
corte autobiográfico, cosa que la autora se ha apresurado a desmentir, pero eso
poco importa.
La historia de
Del transcurre entre los últimos años de la II Guerra Mundial y los cincuenta,
eso y que se desarrollara en un lugar alejado de un paisaje familiar para mí me
dificultaron interesarme por su historia.
La vida en Flats
Road, pequeña localidad junto a Jubilee, transcurre feliz para los niños, que
crecen en la naturaleza. Es un sitio tranquilo
donde casi nunca pasa nada, quizá por eso cualquier pequeño
acontecimiento es digno de mención, por eso, tal vez, la vida de los otros
resulta tan interesante. Pequeños personajes que se hacen grandes en su
entorno. Cuando estos niños se convierten en adolescentes empiezan
a verle las carencias al lugar, empiezan a ver a sus mayores de otra manera: un
padre trabajador, una madre atípica que no casa en ese lugar, unas tías que más
que graciosas son sarcásticas, como el proceder de determinadas familias marca
tu camino o como ser atípico en un lugar típico te pone una etiqueta para
siempre -me ha encantado el personaje de la señorita Farris-.
Del crece, tiene
ciertas aspiraciones fomentadas y deseadas por su madre, como la de ir a la
universidad, y, entonces, ve como se van separando los caminos que te llevan a
la vida directa al trabajo y al matrimonio y la de aquellas que intentan saltar
buscando algo diferente.
La vida de las
mujeres es un conjunto de historias tanto de mujeres como de los hombres que
las acompañan, porque también ellos están determinados por su entorno. Los
personajes masculinos tienen también un papel muy importante en esta novela y
por ello no hay que perderlos de vista.
De un lenguaje
claro, sencillo, pulido, ese lenguaje que se echa de menos en muchas novelas
actuales, Munro nos transporta a otra época que no parece tan alejada de la
nuestra. Podemos notar que muchas cosas han cambiado y otras continúan siendo
lo mismo.
Dejarse llevar por su forma de contar es trasladarse a los paisajes, a los
pensamientos de sus personajes, sentirse a la vez tan cerca como alejado,
implicarse y querer gritarle a algún protagonista "pero ¡qué haces!".
Sin duda eso forma parte de la magia de la literatura.