Casi todo el mundo dice que no escucha el discurso de navidad del rey, pero luego se oyen comentarios, como siempre en los bares o autobuses. Es como si aceptar que te interesa lo que diga o lo que haga te convierte en un ser retrógada, ¡cómo!¿eres monárquico? No, no, qué va, por mí, si son una panda de chupópteros que viven a nuestra costa, etc. Pues verán, yo suelo escucharlo, también me río de vez en cuando con las imitaciones, a veces muy acertadas, y me gusta escuchar los comentarios de los tertulianos de la radio.
Dicen que este año era muy esperado porque querían ver si se mojaba con lo del yerno. Unos han mostrado su conformidad cuando ha dicho aquello de que "la justicia es igual para todos" (aunque luego a muchos les ha venido la risilla típica de, sí, sí, para todos, pero este no pisará el talego...) si no lo pisa tal vez, y sólo tal vez, será porque nuestras leyes carecen en muchas cosas de sentido común, y te sale mejor desfalcar 2000 millones que robar 800€. Luego las críticas típicas de si ha sido blando en esto, que si ha dicho de más o de menos...
Yo del mensaje quisiera destacar sobre todo algo: El desgaste de las instituciones. Y es que con ese desgaste no estaba refiriéndose el rey únicamente a la Casa Real, sino a todo lo que representa el Estado en general.
Es cierto. En España se están viviendo tiempos de reproche, intolerancia, crítica, malestar contra todo aquello que representa las reglas, las leyes, el gobierno. Mucha culpa la tienen los políticos, que en los últimos años nos han mostrado el lado más feo de la política: el arte de forrarse sin moral ni vergüenza, hasta con chulería. Es como cuando aquel niño que de pequeño suelta su primera palabrota y todos le rien la gracia: ¡qué algo tan grande salga de esa boca tan pequeña! El nano en cuestión piensa que está diciendo algo gracioso y sigue, pero cuando deja de tener 3 años y tiene unos cuantos más, no hace gracia ninguna.
La España de la picaresca hacía un guiño ante los primeros ladrones, llamémoslos por su nombre, que en cargos políticos especularon con cuanto pudieron y no sirvieron a la ciudadanía sino a sus intereses personales. Y además, curiosamente, en algunos casos se les premió con la reelección.
Tenemos los políticos que nos merecemos porque somos nosotros los que los ponemos y los mantenemos ahí. Por tanto el voto es más útil de lo que parece. Y cuando algo no gusta, fuera, pero de verdad, no en el corrillo, sino en la urna.
Todos los partidos tienen barro en sus zapatos y que tire la primera piedra quién no quiera reconocerlo que se le caerá encima.
Respecto a la casa real. Yo no me considero monárquica, la república es para mí el mejor de los sistemas políticos, pero sí JuanCarlista. Opino que nuestro rey ha sabido representarnos con dignidad. Ha sido, hasta ahora, una casa sin escándalos, sin derroches y con un gran sentido de Estado. ¿Qué causan grandes gastos? No se crean, es decir, claro que producen pero no se va mucho más de lo que costaría tener un presidente más un primer ministro en una república. Todos con sus respectivas familias, sus chóferes, su vestuario, sus cenas de gala, sus coches, su servicio, sus guardaespaldas... Y si no fíjense en cuánto les ha costado Berlusconi a los italianos y, que además hay un primer ministro, que pocos saben ni quién es, pero que hace su función.
ITALIA:
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Voy a ir más allá incluso, creo que los españoles somos incapaces de no tener una cabeza que represente al estado y que esté por encima de cualquier partido político. Y es una pena, sí, pero visto lo visto, sería una lástima que tratáramos de cargarnos una institución que de momento ha hecho bien sus deberes y cuyo heredero ha sido educado exclusivamente para esa labor, la de reinar un día.
Hola, Pilar: Como siempre, leo con mucha atención todo lo que escribes y como siempre también, tus reflexiones me parecen de lo más acertadas e interesantes.
ResponderEliminarYo soy otra de las que cada año escucho el discurso del Rey, y este año con muchísima más atención si cabe.
Sí hizo referencia a su yerno sin nombrarlo y creo que sí fue bastante claro en este punto. Como era de esperar, su discurso se centró en los tremendos momentos que estamos viviendo a nivel económico. Me quedé especialmente con algo que dijo, que todos, tanto a nivel paerticular como a nivel general debíamos mirar dónde nos habíamos equivocado y mirar hacia delante teniendo muy claro que sería necesario cambiar de hábitos y de comportamientos económicos y sociales. Estoy contigo en lo que se refiere al desgaste de las instituciones. Por supuesto que hay desgaste, ¿cómo vamos a creer en ellas si, haya quien haya arriba, lo más que hace es enriquecerse a costa de los demás con actuaciones realmente vergonzosas?
Me gustó el discurso del Rey aunque en realidad, ahora, quienes deben actuar son los que están al mando.
Un beso.
Mª Teresa