Cada vez es más difícil
escribir artículos sobre actualidad y no es porque no haya temas a los que
dedicar unas palabras, no. Lo que ocurre es que hablar de crisis, desahucios,
manifestaciones, huelgas, mal gobierno, etc, es una tarea a los que muchos
blogueros y articulistas se dedican y seguro que mejor que yo.
Esta semana me había
propuesto escoger de entre todas las noticias escoger una y dedicarle mi
artículo. Pero no he sabido que acontecimiento elegir. Por ejemplo, de las visitas recibidas por el
rey en la clínica donde se recupera de su operación de cadera, ¿qué puedo
decir? nada que no me llene de furia. ¿Qué hace Urdangarín paseándose delante
de las cámaras visitando a un suegro que debería haberlo desterrado hace mucho
tiempo si no fuera porque él también ha pecado? Ante una monarquía que hace
aguas por todas partes, ante la que el pueblo se siente inclinado a darle el
pasaporte y ante la cual no se elevan pancartas de “Señor Borbón váyase” porque
estamos más ocupados en resolver otras cosas más urgentes.
Podría hablar del
recorte de las pensiones que Rajoy dijo que nunca haría pero que según él
mandan las circunstancias. pero qué decir más de un señor que no ha cumplido
sus promesas electorales y que se ha desdicho de todo lo que dijo que no haría.
Es más de lo mismo.
Podría hacerlo también
de las huelgas en sanidad, de los centros de investigación cerrados, de las
múltiples manifestaciones que se produce antes los ojos ciegos y los oídos
sordos de un gobierno que no se oculta de dar la espalda a su pueblo, cosa que
sólo puede producir el estupor y la impotencia de que digas lo que digas y
hagas lo que hagas es inútil. No importan las encuestas de popularidad como en
Estados Unidos, aquí es la ley del yo mando.
Podría hablar también
del famoso Banco malo que arranca su andadura, el banco a donde irán los
activos negativos de los bancos pero en el que ya varias aseguradoras entre
ellas Mapfre han decidido invertir. ¿Cómo? Que yo sepa los capitales privados
invierten en algo de lo que esperan sacar beneficios. Si sacan beneficios es
que los miles de pisos que van a ir a parar allí no se destinarán a viviendas
de bajo alquiler o con opción a compra.
No quiero pensar, no
quiero noticias. Todo me resulta igual de indignante, igual de triste. Todo me
parece un inmenso túnel sin salida, oscuro como la noche, y los que estamos ahí
dentro oímos mientras sufrimos las risas de los que están fuera.
Pues sí, si nos empezamos a quejar no acabamos...
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