Yo era la única que quedaba con una ladrillo por
teléfono en mi casa y el pobre dijo adiós. No es que me hiciera falta o ilusión
tener un smartphone pero las compañías te lo ofrecen casi a mejor precio que
uno normal, así que aproveché la oferta y me hice con uno.
A mí eso de los mensajitos no es que me guste mucho
y ya estaba harta de oír el sonido de la entrada de los recibidos por amigos y
familiares. “Ya verás cuando lo tengas, si es muy útil”.
No es que no confiara en su criterio pero me
resulta bastante molesto estar localizable a todas horas, en todas partes. ¡Qué
daño han hecho los móviles a la intimidad!
En fin, que aquí estoy con mi Smartphone, muy chulo,
que tiene internet tarifa plana con ahorro y con su whatsapp por
supuestísimamente.
Me actualicé
mis contactos, y hala, a empezar.
La verdad es que no “whatsapeo” mucho, apenas con un
par de amigas y eso sí, con mi marido y mis hijas. A eso si que le he
encontrado yo aplicación práctica. ¿Se acuerdan de aquel chiste gráfico donde
se veía a unos padres enviando un e-mail a su hijo que estaba en la habitación
para que fuera a cenar? Pues yo lo mismo. Se acabaron los gritos. Dígaselo por whatsapp.
Ya no se oye el ¡niña, baja a comer!, “niña ¿dónde
has puesto aquello?”, “Pepe, puedes subirme el bolso que me lo he dejado en el
coche ya que estás en el garaje”. Y a veces ni eso, basta con poner emoticonos.
El otro día sin ir más lejos mi marido me pregunta, María, ¿qué hay de comer? Y
yo le contesto:
Y oye, lo entendió de lo más bien.
Como vivo en una casa de dos plantas, a veces le
pregunto cómo está, o él me pregunta si quiero merendar… Un gusto. Ahora nos comunicamos más.
Eso sí, lo que más me ha venido de perlas es para cuando estoy en el váter. Siempre se les tenía que ocurrir algo a mis hijas o a mi
marido o sonar el teléfono fijo cuando estaba en el váter, además con urgencia,que no se podían esperar, así que no dudaban en
entrar o si había echado el cerrojo aporrear la puerta y gritar ¡mamá que no se
qué no se cuántos! Ahora no, eso se ha acabado. Les contesto por what's: dile a fulano que estoy ocupada, tu bufanda está encima del sillón, baja el fuego que se quema lo de la olla... Suena el what’s, y sin gritos, sin molestarme, sin abrirme la puerta. ¡Fíjate!
La mayor desventaja del whatsapp son las cadenas que te envían en masa a cada 2x3 de "si no lo reenvías whatsapp será de pago", etc.
ResponderEliminar¡Simpático y curioso! Pero yo no lo quiero. Aunque, tampoco quería el móvil y... Un saludo.
ResponderEliminarLa mayor desventaja a mi gusto es que sea pública la hora de tu última conexión...
ResponderEliminar¡¡¡Qué estupidez!!! o__O
ResponderEliminarEstá claro que si buscabas consejo de usuario o tecnológico aquí no lo ibas a encontrar. Cuando uno pone el nombre en el buscador le saltan páginas de lo más vario pintas. Si te das cuenta este es un blog de estilo personal dónde no se intentan dar consejos, tan sólo comentar cosas. Está visto que no captas bien la ironía.
Eliminarhahahaah
ResponderEliminarexcelenteeeeeeeeee , muy bueno me hizo reir a carcajadas ,
ResponderEliminarpendejadas--- soy comuicologo... y la verdad que tristeza me da de perderse esa comunicación intrapersonal.
ResponderEliminarPues a mi me ha gustado. Tanto, que me lo guardo para pasarlo a mis amigos. Con tu permiso of course. :-) ¿puedo? :-/
ResponderEliminarNo hay que echarle mucha cuenta a estos comentarios de "anónimos". Si se esconden...
Jajajaja. Me alegro que te haya gustado y sí, puedes pasarlo. El caso es sacar una sonrisa. Gracias por tu comentario.
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