miércoles, 13 de febrero de 2013

MENS SANA IN CORPORE SANO

Deporte y salud han ido siempre unidos de la mano. Supuestamente una persona deportista goza de mejor salud porque se alimenta mejor y hace ejercicio.
Los médicos aseguran que es saludable hacer ejercicio a lo largo de toda la vida, adaptándolo según nuestra edad y circunstancias personales. Está probado que en los niños ayuda contra la obesidad, les ayuda a socializarse, los mantiene ágiles y despiertos de mente. En los ancianos también está probada su eficacia. Las personas mayores que continúan activos y caminan todos los días, practican baile o hacen determinados ejercicios se encuentran mejor que aquellas que se abandonan en la mecedora.
Pero la imagen que con frecuencia nos devuelve el deporte de competición está muy alejada de la salud, el compañerismo, el reto personal, etc.
Cuando el deporte que practicamos es a nivel personal nos mantenemos fuera del plano competitivo y el reto es sólo ante nosotros mismos. Sin embargo, cuando ya pertenecemos a un club se nos pide que rindamos, que sudemos la camiseta por y para el equipo. Esto, que puede ser sin duda un incentivo, deja de serlo cuando se convierte en una obligación, en un mirarte mal si no puedes ir a entrenar, cuando se te exige más de lo que puedes o quieres dar. pertenecer a un equipo es un compromiso que debes asumir cuando te unes a él.
Qué bonito era cuando varios chavales se juntaban en el descampado del barrio y se dedicaban a intentar meter el balón entre dos latas oxidadas, y sobre todo, qué divertido.
Qué divertido también retarte con tus amigos a ver quién llega primero hasta allí, lo que no deja de ser una carrera hasta de obstáculos según el terreno.

Pero ahora las cosas son diferentes. Apuntamos a los niños a diversos deportes como actividad extraescolar y no estoy segura segura si los demás (es que yo sí tengo claro por qué lo hago) si es para tenerlos entretenidos o para que cuiden su salud. Les ponemos un chandal de marca, con zapatillas de marca para que se note el poderío familiar y hacemos comentarios en los vestuarios o en las gradas como "mi niño es mejor que aquel" "mira aquella lo gordita que está", y con muy mala leche.
He llegado a oír en competiciones de judo a una madre exasperada gritándole a su hijo "¡mátalo!". ¡Señora, por favor! O he visto niños que esperan a la salida al ganador/a para darle por haber ganado.  ESTO NO ES DEPORTE.

Tampoco es deporte convertirse en un anuncio con patas, en un muñequito lleno de pegatinas -me ha venido la imagen de Alonso- de diversas marcas y por las que cobran una fortuna en nombre de que la vida como deportista es muy corta.
No son deporte la millonada que cobran las estrellas de los deportes más populares, como el fútbol, el baloncesto, el tenis, el golf... deportes que hacen famosos los medios. Me acuerdo cuando era muy emocionante seguir La vuelta a España de ciclismo. Ahora la ven muchos menos espectadores y sin embargo el deporte de moda es la Fórmula 1 por arte de las televisiones. No es deporte todo el dinero que mueve el deporte.

No es deporte que muchos deportistas de elite y no tan elite se dopen para rendir más en una búsqueda constante del éxito y del récord. Los casos de dopaje saltan a la luz cada día arrollando con ellos a personajes que se habían convertido en ídolos, en personas a imitar y seguir.

Y es muy triste que muchos padres pensemos que nuestros hijos están más a salvo de las drogas si hacen deporte que si no lo hacen y darnos cuenta que,  a día de hoy, los deportistas adolescentes beben a saco los fines de semana y el consumo de cannabis es una práctica regular y hasta consentida, al menos en este país. 

¿Dónde ha quedado pues la famosa frase de los romanos?

Por cierto, como se van a cargar el latín, junto a la filosofía, el griego y otras asignaturas que no sirven para reflexionar, comprender o racionalizar, les dejo este apunte sobre el origen de la frase:

“Mente sana en cuerpo sano” es una frase que forma parte de una plegaria a los dioses que nos enseña el poeta romano Juvenal, quien vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II de nuestra era) entre los últimos versos de su décima sátira.
Esta plegaria nos quiere transmitir que le demos importancia a lo que verdaderamente lo es  y nos recomienda que en vez de rogar por cosas vanas y pasajeras que además podrían perjudicarnos, deberíamos hacerlo para implorar la salud integral de la mente y el cuerpo. Una mente sana y un cuerpo para observar una vida llena de virtud y de paz interior, sin importar los acontecimientos externos.


2 comentarios:

  1. Es un tema complicado que como todo empieza en la formación de nuestros pequeños, para comenzar hay que decir que el deporte a nivel aficionado es sano, muy sano, y corrobora la frase que da titulo a tu artículo, no siendo así el de competición, que lleva al cuerpo a un extremo para el que debido a nuestro sedentarismo no está preparado (digo sedentarismo porque nuestros antepasados caminaban y corrían un volumen de kilómetros tal, que ahora sería imposible de conseguir por nuestros cuerpos acostumbrados a automatismos y transportes que nos evitan cualquier tipo de esfuerzo).

    Digo que todo empieza en la infancia parafraseando al Capitán Alatriste, porque es ahí donde se recogen y se absorben todos los valores, España como en todo, salvo en el consumo de Cocaína, viaja en el vagón de cola en materia de enseñanza y hemos errado en todo lo que a educación física se refiere, y cuando digo educación física me refiero a la que va en beneficio de la salud, igual que educamos a nuestros hijos para que se laven los dientes después de cada comida para evitar los problemas producidos por la caries, debemos educar a nuestros hijos para que añadan a sus hábitos higiénicos el deporte, (no digo realizar el maratón de las arenas cada mes, pero realizar un ejercicio aeróbico tres veces por semana para evitar las enfermedades cardiovasculares, si). Por el contrario en España, se inculca el hábito del deporte para ser una estrella, para triunfar, para ganar mucho dinero, para que el político de turno se haga la foto y diga que ese fenómeno es producto de su política de deporte y que cuando no llega (el 98%) son abandonados y trasladan todo su potencial/frustración a los equipos regionales, locales y clubes en los que acaban recalando o a sus propios hijos y se toman las competiciones de aficionados como si de mundiales se trataran, pervirtiendo e intoxicando lo que debería ser una convivencia totalmente inocua entre chaval@s para liberar endorfinas, conocer el trabajo en equipo, el respeto hacia los demás y en definitiva divertirse como niños que son, en una especie de replica malsana del deporte profesional con todos sus defectos.

    . Yo que soy deportista popular de toda la vida escucho siempre comentarios como, “para que vas, si no vas a ganar”, “ni que te pagasen por correr”, “vaya madrugón que te vas a dar pa ná”, eso que entiendo como comentarios graciosos y sin malicia, acaban transfiriéndose a esas competiciones locales de colegio o clubes donde la frase, “lo importante es participar”, queda totalmente desfasada y ridiculizada.

    Debemos trabajar e intentar inculcar en nuestros hijos y menores, la idea que antes comentaba del deporte como salud, para sentirnos sanos y a gusto con nosotros mismos, pero hacerlo desde las bases, desde el colegio, darle a la educación física la importancia que realmente tiene(no una competición a cara de perro con la que llenar las expectativas de papá o mamá), para que el niñ@ vea el deporte como una cosa cotidiana y necesaria más, no llegar a cursos avanzados con l@s niñ@s ya poco predispuestos al ejercicio, teniendo que competir con los videojuegos, y tener que obligarlos a hacer deporte consiguiendo así el efecto contrario, de esta manera conseguiremos que los que no puedan llegar a Casillas, Nadales o Alonsos, se reciclen en deportista alegres que realicen su actividad disfrutando y animen a las nuevas generaciones a seguir ese saludable camino.

    Escuche a Kilian Jornet , un campeón español de carreras de montaña de ultradistancia, una frase que resume lo que intento contar, después de ganar el ultra trail del Mont Blanc (168 km corriendo por los Alpes Franceses) se fue a ver la llegada de los últimos corredores (a 10 horas de él) y al ver como gente de todas las edades entraban llorando de emoción por haber acabado la carrera, pensó, “que cabrones, estos si que han disfrutado y vivido la esencia de la carrera”.

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  2. Pilar me ha encantado tu reflexión. Muchas verdades incluyes en tu texto. Grandes figuras que deberían ser un ejemplo, han acabado siendo un ejemplo de lo que no se debe hacer. Deberían pensar en que son espejo para la juventud. Citando de nuevo a JUVENAL"este es el castigo más importante del culpable; nunca ser absuelto en el tribunal de su propia conciencia.".

    Un afectuoso saludo
    Casilda
    http://casildacasi.blogspot.com.es/

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