viernes, 30 de marzo de 2012

CAMBIO RADICAL EN LA POLÍTICA SOCIAL DE EL VATICANO


CAMBIO RADICAL EN LA POLÍTICA SOCIAL DE EL VATICANO
La noticia ha sorprendido al igual que ha preocupado

Sabidos son los dos viajes que ha realizado recientemente su santidad tanto a México como a Cuba. Lo que no podía sospecharse es, que tras éstos, se aunciara por parte de El Vaticano un cambio radical en su política social.
El Papa ha hecho saber a través de sus portavoces, que la Iglesia ha decidido cambiar su forma de actuar, que se viven en todo el mundo tiempos difíciles y que es hora que la Iglesia actue como Jesús lo hubiera hecho y dejó dicho.
Tras la Semana Santa, el Vaticano empezará a invertir en los países pobres y en aquellos que estén en vías de desarrollo, siempre y cuando sus habitantes estén dispuestos a deponer las armas, acabando con las guerras que durante años han masacrado sus países y sus gentes. Las inversiones se harán en agricultura, ganadería, industrias de transformación de materias primas y en energía renovable. Por supuesto tales inversiones serán supervisadas por personal cualificado de la Santa Sede. Con estas obras se dará trabajo a miles de personas y se pretende acabar con la peor lacra de la historia de la humanidad: el hambre.
Se vigilará que ningún gobierno pueda hacer uso privado de estas inversiones, pues no se les dará el dinero, sino que se encargarán de ello personal propio, evitando así el desvío indeseado. Se pide, además, que las tierras sean repartidas por poblados de manera que cada uno sea capaz al menos, de autoabastecerse.
Más difícil lo tienen en los países en vías de desarrollo puesto que la corrupción de sus gobernantes y funcionarios es altísima y tradicional.
Las condiciones que el Papa impone son claras: Ningún miembro del gobierno podrá enriquecerse ni salir de su cargo con más posesiones o capital que con el que entró, debiendo hacer una declaración de bienes antes y después.
Al parecer el santo padre ha mantenido reuniones secretas con los jefes narcos y sus palabras han obrados en ellos como un milagro, pues están dispuestos a retirarse de sus negocios e invertir parte de las ganancias obtenidas en la rehabilitación y en la creación de centros de salud.
Lamentablemente hemos de decir que estas inversiones y ayudas no llegarán a los países no cristianos a no ser que éstos decidan abrazar la fe de Cristo.
Los que se han mostrado terriblemente preocupados han sido los países superdesarrollados, pues estas inversiones suponen una amenza a medio plazo para ellos en el sentido de que habrá menos países pobres y dependientes y hasta competidores. Además, se les acaba el negocio de las armas, lo cual puede dejar en la ruina a miles de fabricantes lo que traerá consigo el paro y la desestabilización económica de los poderosos. “Siempre nos quedarán los países árabes” se le oyó decir a un ministro de exteriores de un renombrado país en una reunión.
China es el único país que ha aplaudido esta renovación vaticana. “Allí donde haya negocio, estaremos nosotros para ayudar” dijo su ministro de economía nada más saber la noticia.


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