El sábado fui a ver la película. Me regalaron el primer libro hace un año, un querido alumno cuya hermana vino a visitarme porque estaba enferma. Al principio me costó entrar en él. Esos nombres tan raros, esos lugares tan desconocidos. Mi curiosidad me llevó a buscar sus nombres en google, verlos en fotografías para sentirme más cerca de aquellas desconocidas tierras. Me gustó, me gustó mucho. Me dí cuenta de que la verdadera protagonista es Lisbeth, pequeña, rebelde, herida, pero una superviviente de tantos de aquellos hombres que no aman a las mujeres, que las juzgan por su aspecto, que se creen superiores por su condición masculina.
Me gustó la película. Sobre todo porque es sueca, porque cada vez me gustan menos esas adaptaciones norteamericanas que no saben plasmar la esencia del origen, la importancia de la fidelidad a la historia. Mucho había que contar en la película y que no cupo, pero al menos dejó, para aquellos que aún no la han leído, la curiosidad por hacerlo. Lástima que su autor y su compañera no puedan disfrutar de su éxito. Perra vida.
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