lunes, 4 de marzo de 2013

ADIÓS, PEPE.

Bien se sabe que la gente tiende a alabar a los muertos, recordar lo buenos que eran, amables, simpáticos o cariñosos, trabajadores, amigos... Y qué pocas veces se dice en vida al padre, a la madre, a los hijos, a los amigos. 
El español, al que tanto le gusta hablar, es poco dado a los elogios y mucho a las críticas, a las miradas, a los señalamientos.
Últimamente estamos observando, no sin horror, como esas críticas pasan a ser episodios violentos tanto de palabra como físicos. Pienso ahora en aquel joven árbitro al que le reventaron el bazo porque al agresor no le gustó como pitó el partido. 
Somos muy dados a criticar y para ser completos también somos de los que soportan muy mal las críticas. ¡Qué vamos a hacer! ¿Puede acaso cambiarse el carácter de un pueblo?
Me encantaría decir que sí. que no sólo se puede sino que se debe. Aprender a cambiar todo aquello que no nos hace mejores, que nos mancha, que hace daño. ¿Acaso eso no debe formar parte de la educación?
Pero no quiero empezar otra vez con eso de la pérdida de valores. Yo venía aquí a hablar de Pepe Sancho. 
¡Se nos ha ido uno de los grandes! Pues sí, estoy de acuerdo. Llevamos una temporada que no paran de fallecer grandes actores y actrices del cine español. Algunos de ellos por edad, otros por enfermedades como el cáncer que no mira cuántos años tienes. Pepe Sancho era joven para morir, aún podía dar mucho. 
Se me están muriendo iconos de mi infancia, de mi juventud, y da pena. A Pepe lo recuerdo, cómo no, en su papel de El estudiante, junto a Sancho Gracia, que también se nos ha ido y Álvaro de Luna, que espero dure mucho aún. Y al igual que hay que hubo que decir que Sancho Gracia había hecho muchos más papeles aparte del de Curro Jiménez, también hay que recordar que Pepe Sancho fue muchos más que El estudiante. 
A mi lo que me encantaba era verlo en teatro. Ahí lo veía crecer, se sentía toda la fuerza de la interpretación. ¡Grande Pepe! En Valencia teníamos la suerte de verlo con frecuencia porque trabajaba también para Teatres de la Generalitat, de manera que hizo varias obras y a precios muy asequibles.
De su vida privada siempre se recuerda su escandalosa relación con María Jiménez, sus tira y afloja, sus idas y venidas. Se le recuerda también por ir muy bien acompañado y por tomarse alguna copa de más.
Dicen también que tenía mucho genio y que le gustaba soltar verdades, a veces de forma brusca, lo que le valió algunos problemas. 
Era como actor muy perfeccionista y exigente consigo mismo, y los jóvenes que trabajaron con él dicen haber aprendido mucho.
Por eso hoy quería decirle adiós a Pepe. Decirle que siento su muerte. Que admiro su entereza ante la enfermedad.
Creo que aunque aún era joven, vivió intensamente y sobre todo, pudo dedicarse a aquello que más le gustaba, ser actor, y lo hizo muy bien.
¡Salud!

3 comentarios:

  1. Me sumo a tus palabras de elogio y despedida, Pilar. Perdemos, prematuramente, a un gran actor. Le echaremos de menos.

    Un afectuoso saludo
    CAsilda
    http://casildacasi.blogspot.com.es/

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  2. Llevo dos días llorando.

    Mi actor favorito, protagonista de mi película favorita :(

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  3. Adiós Pepe, y si un gran actor.

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